Más que un Legado
Un mundo de pasión y dedicación, donde cada puro es una pieza de artesanía singular, creada con respeto por la tradición tabacalera de San Andrés Tuxtla. Cada paso en este proceso es un tributo a la historia y la herencia milenaria que compartimos contigo.
Cuatro variedades de tabaco
La diversidad y riqueza de las variedades de tabaco que utilizamos crean un mundo de sabores y aromas inigualable. En Legado San Andrés, la pasión por los puros se manifiesta en cada detalle, desde la selección de las semillas y las hojas hasta la última bocanada.
Tabaco Negro San Andrés
La variedad Negro San Andrés es la audacia en su máxima expresión. Este tabaco, oscuro y poderoso, se cultiva en la tierra que le da nombre. Con notas robustas de café, chocolate negro y un toque de cuero, es una experiencia de sabor que te envuelve en una intensidad apasionante.
Tabaco Sumatra
La variedad Sumatra es un tesoro exótico que proviene de la misma región en Indonesia. Con hojas que despliegan un sabor dulce y especiado, este tabaco es como un viaje a tierras lejanas. Notas de cedro, especias y una suavidad aterciopelada crean una experiencia que es, simplemente, mágica.
Tabaco Habano
Nuestro Habano es la esencia de la elegancia oscura. Esta variedad de tabaco cubano, cultivada en la soleada tierra de San Andrés, México, es conocida por sus hojas de un rico color oscuro y un sabor profundo con notas terrosas, de cacao y pimienta.
Tabaco Connecticut
La variedad de tabaco Connecticut es la delicadeza en su forma más pura. Procedente de Estados Unidos y cultivada en las colinas volcánicas de San Andrés Tuxtla, sus hojas son suaves y sedosas al tacto. Sabor sutil y sofisticado, con notas de nueces, crema y un delicado toque de especias.
La importancia del tiempo
El corazón de nuestros exquisitos puros radica en un rito secreto de añejamiento del tabaco. Durante este tiempo, el tabaco experimenta una metamorfosis fascinante, desplegando una gama de sabores y aromas que solo el paso del tiempo puede revelar.
Cada hoja de tabaco que conforma nuestros puros Legado San Andrés es seleccionada con precisión y sometida a un añejamiento lento y gradual que se prolonga durante un período de 3 a 5 años. En este proceso, los aceites naturales de las hojas se mezclan y se entrelazan para ofrecer un sabor suave y refinado, lleno de matices y complejidad. Además, este proceso único tiene el poder de suavizar la aspereza intrínseca del tabaco fresco, proporcionando un humo suave y agradable. A medida que las hojas maduran, se desarrolla un aroma cautivador y se mejora la calidad de la combustión.